Comparaciones odiosas.
Nada hay mas macho que las reminiscencias al queso que a veces desprenden los pies de mas de un ser humano. Y es que cuando alguien se come un paquete de cheetos, es imposible que el cerebo no active ese resorte que activa el recuerdo del olor a pies. Y es seguro que alguno de nosotros tenemos algún amigo, familiar o persona cercana a la cual el olor que despiden sus sagrados pinreles han provocado mas de algún chiste de dudosa gracia/calidad.
Pero el olor a pies no es ningún misterio, es pura cuestión de química y concretamente del metilmercaptano, que es el resultado de la comida de las bacterias que habitan en numerosas partes de nuestros cuerpos. Por hablar llanamente es lo que cagan las bacterias, no es que sea una explicación muy técnica y precisa, pues hay aminoácidos de por medio, pero es suficiente con saber lo del metilmercaptano para dejar impresionar al listillo/a de turno que se queja del olor.
Todo esto tiene que ver con lo que se cuenta hoy, ya que al fin y al cabo, lo pies son una pieza fundamental de la vida de toda persona, pues en ellos se basa nuestra existencia, literalmente. Por ello siempre hay que cuidarlos y tratarlos bien, llegando incluso a veces a convertirse en objeto de adoración para algunos, pasando a ser un oscuro objeto de deseo que deriva en una parafilia. Así que hablemos de los intrigantes pies de loto, que no tienen nada que ver con la lotería.
¡Qué hermosura!
Toda la historia relacionada con los pies de loto se sitúa en China, tierra de misterios, locos y tipos que pegan unas patadas de campeonato. Pero también es un lugar de libertades y buena gastronomía, donde comer cosas con un nombre impronunciable no es sinónimo de muerte lenta y dolorosa. Dolor es lo que define la curiosa práctica de los pies de loto, ya que a veces, dolor y belleza son dos conceptos que van cogidos de la mano y pasean juntos comandados por la tiranía de la banalidad.
Historicamente nos situamos en la dinastía Tang, del siglo VI al X. Sí, ahí se halla el origen de la bebida mas famosa de la infancia de muchos infantes y el origen de esta escabrosa práctica. Según cuenta la leyenda el emperador Li Yu, ordenó a una de sus numerosas concubinas que se vendase los pies con seda y que bailase sobre una especie de altar en forma de loto para darle mas erotismo al asunto. Todo muy bonito y adornado, como todas las leyendas, pero como siempre suele pasar, la realidad nos da una dura lección que debemos de aprender.
¡Que portento!
Los pies de loto consisten, básicamente, en una traumatica deformación a posta, de los pies de mujeres de estatus alto o que pretendian un marido rico. Ya que según el canon de belleza de aquella época y lugar, una mujer con los pies extremadamente pequeño era lo mas sensual que un hombre se podía echar en cara. Lo mejor de todo es que había varios tipos de loto, desde el loto de bronce, el mas "grande" hasta el elitista Loto de Oro, que eran los mas pequeños. Y lo mejor de todo es que no son nada difíciles de obtener. Se necesitan muchas vendas, tiempo y una niña pequeña preparada para sufrir una vida de dolor.
El proceso es simple, cogemos a una criatura de 4 años y le vendamos con firmeza los pies, doblándole hacia adentro los ochos dedos menores de ambos pies en forma de cuña y obligándola a caminar forma tan cómoda y práctica (ironía). Cada cierto tiempo es conveniente cambiar el vendaje, por el tema de la higiene y todo eso, hasta que los huesos se rompen y los pies dejan de crecer, dando lugar a bellísimos lotos. Había que cruzar los dedos y darse con un canto en los dientes si las niñas dejaban de andar debido a algún problemilla de pies originado por alguna causa menor como tener todos los huesos deformados.
Todo ventajas a la hora de sentarse.
Lo que al comienzo era un dolor insoportable se iba convirtiendo pasados unos cuatro o cinco años en algo llevaderaoy unos pies deformes de por vida. Poco importaba el trauma infantil si al final se conseguía la belleza y la escalada social en pos de una vida mejor. Y a pesar que desde nuestro prisma occidental nos pueda parecer una aberración, allí causaba sensación. Una mujer de pies reducido era la cima de toda belleza y sensualidad, eso sí, siempre y cuando no mostrase sus pies desnudos, mas que nada por el tema de imaginar que habría ahí debajo. Yo, que soy un hombre práctico, sigo pensando que una imagen vale mas que mil palabras, y solo hay que mirar las fotos para saber la razón de no enseñar los pies. Pero seguro que habrá en algún lugar del mundo algún pervertido al que semejante imagen le cause algún tipo de excitación de índole sessuarl.
La cosa llegó a tanto que incluso la Dinastía Manchu intentó prohibir la práctica, pero fracaso estrepitosamente en el intento ya que estaba tan arraigada la costumbre que resultó imposible. Fue hasta que se creó la "República Popular de China" cuando se prohibió la práctica, pero no por aberrante. Se dicen por los corrillo de vecinos que se prohibió por el tema de que no se podían permitir tener a unos cuantos miles de mujeres que tenian la imposibilidad de trabajar por un tema relacionado con los pies.
La belleza en su decrépito exponente.
Pero lo mejor de todo, es que hace un poco mas de 5 años saltó la noticia de que había en Chima una mujer de mas de 80 años con unos hermosísimos pies de Loto, que relató y enseñó al mundo lo bonito que son unos pies de ese calibre y que nada importa a la hora de parecer bella. Lo mejor de todo es que parece ser que no ascendió socialmente todo lo que pudo y vivió en la pobreza toda su vida. Y todo por un par de pies que debían de haber crecido como es debido pero no lo hicieron. Sigue aprendiendo...